Investigación en España
Los representantes de los centros de investigación más competitivos del país denuncian que ocho meses después de que el Gobierno presentase sus acciones urgentes para sacar a la ciencia de su parálisis la situación en algunos aspectos apenas ha cambiado. Las medidas fueron aprobadas por el Parlamento en marzo con el apoyo de todos los grupos políticos. Desde entonces, no se ha realizado ni un solo contrato indefinido con cargo a proyecto en ningún centro, explica Luis Serrano, presidente de la alianza Somma que agrupa a 25 centros de investigación y 23 unidades universitarias que, por su competitividad, reciben una financiación adicional por parte del Gobierno. “Sencillamente no podemos implementar este tipo de contrato. Nos lo ha dicho hasta un abogado del Estado”, denuncia María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y vicepresidenta de Somma. El Ministerio de Ciencia, que dirige Pedro Duque, defiende su conjunto de medidas y señala que solo hace falta más tiempo para comenzar a aplicarlas.
“Después de todos estos meses, la situación no ha avanzado porque las medidas urgentes no han solucionado todos los problemas de la ciencia”, afirma el bioquímico Serrano. Somma representa la élite de la ciencia española. Los centros y unidades a los que representa realizan investigaciones punteras en todos los campos del saber, del cáncer y las enfermedades cardiovasculares a la astronomía y la computación cuántica. Agrupan a unos 7.000 empleados dedicados a la investigación y aglutinan más de 500 millones de euros solo en financiación europea, considerada la de mayor competitividad.
En febrero, el ministro de Ciencia anunció un paquete de medidas urgentes para “levantar las cadenas” que oprimían a los laboratorios científicos del país. El ministro se refería a las temibles ataduras de la burocracia y al excesivo control de las cuentas impuesto por el Gobierno de Mariano Rajoy para controlar al máximo el gasto público. Otra de las medidas estrella avanzadas por Pedro Duque era un esperado contrato indefinido para científicos, que pretendía frenar el abuso de la temporalidad e inestabilidad que ha afectado al colectivo durante años.